Cuando usted se fija objetivos, algo dentro de usted comienza a decir: “¡Andando!, ¡andando!”, y las barreras comienzan a alejarse. Para que los objetivos sean efectivos, es necesario que sean grandes, ya que es necesario un objetivo grande para crear el estímulo necesario para llegar al logro.

Ni la mediocridad ni el mantenerse a la par de los demás es motivante. Tampoco es motivante el lograr cubrir el pago de la renta o el alquiler, el de un auto o “solo pasarla”. Lo verdaderamente motivante ocurre cuando usted hace lo mejor posible, lo que sólo puede hacer con los objetivos apropiados.

Es un hecho definitivo en el mundo de los deportes que un atleta se desempeña mejor contra la competencia cerrada que contra la mediocre. El tenista, el futbolista o el boxeador tienden a flojear frente a competencias mediocres o pobres. Esta es una de las razones para que ocurran fallas en el mundo de los deportes. Por otra parte, si el objetivo – que realmente es la “competencia” – que se ha fijado es grande y difícil, le obligará a emplear su mejor esfuerzo. Creará una enorme motivación y es esta la que permitirá desempeñarse al máximo y alcanzar sus objetivos.




Cuando esté en condiciones óptimas y realizando su mejor esfuerzo, podrá acostarse de noche para decir con sinceridad: “Hoy hice mi mejor esfuerzo”; el resultado será una noche confortante y satisfactoria de sueño, debido a que usted reconoce que está realizando lo mejor posible para alcanzar ese gran objetivo.   Necesita ver la vida como algo grande y excitante y a sus objetivos como objetivos grandes. Una vez, un sabio dijo: “NO HAGAS PLANES PEQUEÑOS YA QUE NO TIENES LA CAPACIDAD DE ESTIMULAR LAS ALMAS DE LOS HOMBRES”.

LA MANERA COMO USTED VEZ LA VIDA DETERMINARÁ PRIMORDIALMENTE LO QUE USTED OBTENGA DE ELLA. Tome una barra de hierro y utilícela para aguantar una puerta, y valdrá un dólar. Fabrique tuercas y tornillos de ese hierro y valdrán cincuenta dólares. Tome la misma barra de hierro, quítele las impurezas, refínelo para formar un acero fino y fabrique con él muelles y piezas para relojes de precisión, y ello valdrá un cuarto de millón de dólares.

La manera como ve la barra de hierro constituye la diferencia, y la manera como usted se ve a sí mismo y a su futuro también constituirán la diferencia. Usted necesita tener una meta grande. No importa si usted es un estilista, esposa dedicada al hogar, atleta, estudiante, vendedor o empresario, usted debe tener un gran objetivo. Es obvio que el tamaño de los objetivos varía con los individuos. Booker T. Washigton dijo: “Usted mide el tamaño de los logros por los obstáculos que debe superar para alcanzar sus objetivos”. Yo estoy completamente de acuerdo con él ya que “aquellos a los que se da mucho, se les exigirá mucho”.




A la siguiente puerta de la tienda de víveres donde trabajé de niño había una combinación de cafetería y tienda de cacahuates. Se conocía al propietario con el simple nombre de “tío Pepe”. El aroma del café tostado junto con los cacahuates era muy tentador y atraía una multitud virtualmente cada vez que el tío Pepe tostaba las semillas.

Tostaba el cacahuate en un tostador manual que utilizaba carbón. Al terminar de tostar algo de cacahuate, lo vaciaba en una caja grande de cartón. Con esos cacahuates llenaba bolsas que por ese tiempo se vendían a razón de cinco centavos por bolsa. Después de llenar una bolsa, sacaba dos cacahuates y los colocaba en una bolsa pequeña.

Al completar el trabajo de llenar las bolsas, siempre le quedaban varias bolsas adicionales en su “caja de bonificación”. El tío Pepe nació pobre. Vivió la vida de un pobre y murió pobre. Pensaba mucho en los cacahuates, pero estos no eran su problema.




Jamás olvidaré el aviso que vi al entrar a Columbia, Carolina del Sur, para asistir a la Universidad. El aviso decía simplemente: “Cacahuates de Cromer – garantizo que son lo peor de la ciudad”. La curiosidad exigió que yo preguntara al respecto. Se me dijo que cuando el señor Cromer inició su negocio, hizo que se le pintara un pequeño aviso con ese mensaje. La gente sonreía cuando veía el aviso, pero compraba los cacahuates.

Más adelante agregó la cita a las bolsas de cacahuates y la gente sonrió todavía más ampliamente, pero compró los cacahuates. Al pasar el tiempo, el señor Cromer contrató un número considerable de muchachos para que vendieran su producto en las calles de Columbia con base en comisiones. Sus avisos se hicieron mayores y su negocio mejoró. Pronto adquirió el derecho de vender su producto en la feria del estado de Carolina del Sur y en los eventos atléticos locales, incluyendo los juegos que se jugaban en la Universidad. Su fama y negocio crecieron. A la fecha, el señor Cromer es un hombre de éxito y riqueza. Él también pensaba mucho en los cacahuetes.

Aquí hay dos hombres que vendían el mismo producto en esencialmente el mismo tipo de área. Uno era pobre y siguió siéndolo. El otro era pobre, pero no se contentó con quedarse así. Vendían el mismo producto, pero vieron sus objetivos individuales para ese producto en forma distinta.




No importa cuál sea su tarea. Si usted es un médico, comerciante, abogado, vendedor, ministro, etcétera, hay gente acaudalada que hace lo mismo que usted para vivir. Conozco algunas personas acaudaladas que operan gasolineras y sé de algunos propietarios de gasolineras que están en quiebra.

Hay ricos que venden y pobres que venden. Hay educadores ricos y educadores pobres. Hay abogados ricos y abogados pobres. La lista es interminable. La oportunidad estriba primero en el individuo y luego en la ocupación. Esta proporciona la oportunidad solamente si el individuo hace lo que le corresponde.

Sin importar lo que usted haga, hay muchas personas en la misma profesión que están haciendo aportes significativos a la misma y que están obteniendo mucho dinero como resultado de ello. No es la ocupación o profesión la que le hace tener éxito o fracasar, SINO LA MANERA COMO SE VE A USTED MISMO Y A SU OCUPACIÓN. Son necesarios los grandes objetivos debido a que “usted debe de ver grande antes de poder realizarse grande”.

Autor: Zig Ziglar

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