En los ochentas se pensaba que las uniones legales irían en aumento, sin embargo, toda la gama de conflictos que han surgido alrededor de la pareja han hecho que la gente tienda a simplificar las relaciones, por lo que hoy la unión libre está tan de moda. Los últimos datos registrados en la base de datos Endesa 96, hablan de un 36,4% que han decidido vivir con su pareja, frente al 22,8% de las mujeres entre 15 y 49 años que han legalizado su situación.

Para mucha gente, ir a vivir con la pareja representa un paso decisivo en la vida, y empiezan a sufrir durante el período de conocimiento. Esta situación no ocurre siempre, pues hay parejas que se acoplan a la perfección, pero hay otras que sufren mucho en este lapso de tiempo, debido a que les cuesta acostumbrarse a compartir el espacio que antes era personal. Aunque esto es normal y la mayoría de las parejas lo experimentan, hay muchas que no sobreviven a este proceso y terminan separándose, es ahí en donde radica la importancia de lidiar con esta situación, para que no dañe los sentimientos y la relación no se deteriore. Cuando la pareja toma esta decisión ambos deben hacer ciertos cambios para que la convivencia no tenga graves consecuencias. En primer lugar hay que establecer unas reglas en cuanto a los hábitos de orden y limpieza. Es bastante molesto tener que caminar entre la ropa interior y las medias del otro. Tampoco es agradable encontrar la cocina sucia y llena de platos sucios o ir al baño y encontrarse con la toalla del compañero tirada en el piso, el jabón fuera de la ducha, la pasta de dientes abierta al igual que el champú.

Todo eso funciona cuando la persona vive sola porque a ella no le molesta su propio desorden, pero el de su pareja le va a importar, y viceversa. Entonces es conveniente repartirse las labores del hogar o indicar que cada quien se preocupe de sus cosas y se encargue de limpiar y ordenar lo que ha ensuciado. La tolerancia es otro aspecto fundamental que debe tenerse en cuenta. En un espacio pequeño no hay forma de esconderse ni de huir cuando se quiere estar solo, tampoco hay lugar donde expresarse libremente, sin que otro escuche. Además, es inevitable tener que soportar que el otro también esté extrañando su propio espacio.

Este factor puede ser positivo si se sabe manejar. Si existe tolerancia, respeto y comunicación, y además hay una verdadera empatía entre la pareja, entonces la situación será agradable. Siempre podrán hablar de lo que molesta y habrá alguien dispuesto a escuchar. Para que esto no suceda es necesario tener en cuenta que muchas veces alguno de los dos necesitará tiempo para estar solo.

En esos momentos lo mejor es que alguno salga, para que el otro disfrute de la soledad. Si esto resulta imposible porque llueve o porque el otro simplemente no quiere salir, entonces hay que hacer otra cosa. Si el apartamento tiene dos habitaciones, entonces el que desee estar solo puede irse a otra habitación y encerrarse. El otro debe respetar esto y no debe interrumpir el momento de tranquilidad que ha buscado su compañero. En fin, soluciones siempre hay, por lo que no hay que desesperarse ni culpar completamente al otro por la falta de privacidad o de espacio. En realidad, no importa si es en unión libre o matrimonio, el hecho es que para vivir juntos hay que compartir el espacio. Para romper las barreras que los separan en un momento dado sólo se requiere de comunicación, respeto y tolerancia, además del amor, que es la base sólida de una relación.

El motivador mexicano, Rafael Ayala, en su audio CD 7 claves para tener un matrimonio feliz, nos entrega una nueva y práctica enseñanza que nos llevará a entender el matrimonio desde una perspectiva diferente. Al escuchar y poner en práctica sus reflexiones y consejos, podemos estar seguros que nuestra relación de pareja mejorará profundamente en áreas como: economía, educación de los hijos, metas familiares, sexualidad, relación con Dios, salud y relación afectiva con nuestro cónyuge.