Todo nuevo empresario desea construir un negocio que perdure. No obstante, la causa que con mayor frecuencia condena al fracaso a muchos nuevos empresarios es su manera de pensar. Podríamos decir que desde el punto de vista de su capacidad de emprendimiento profesional, es posible ubicar a las personas en una de las siguientes cuatro categorías:

1. Las que son más productivas y trabajan mejor cuando lo hacen para sí mismas en su propio negocio.

2. Las que, por diversas razones, no desean lanzarse a los negocios por su cuenta pero siempre buscan ocupar puestos prominentes en sus empresas, obtienen los mejores resultados y como consecuencia de ello participan de las ganancias y utilidades generadas por las compañías para las cuales trabajan.

3. Las que sólo aspiran a ser empleadas asalariadas, son reacias a correr cualquier tipo de riesgo y se conforman con la seguridad de un salario fijo.

4. Las que nunca parecen estar motivadas por ninguna necesidad ni deseo de surgir y están satisfechas con lo poco que tienen.

Es indudable que hay una manera de pensar que ofrece a ciertos individuos mejores opciones de triunfar que a otros. Me refiero específicamente a la mentalidad emprendedora que suele encontrarse entre quienes pertenecen a la primera y segunda categorías, que muy rara vez se encuentra entre aquellos de la tercera y es totalmente inexistente entre quienes conforman la cuarta categoría.

Fuente: Dr. CAMILO CRUZ