La labor de un gran motivador, llámese: administrador, conferencista, docente, padre de familia, es ayudar al otro a alcanzar sus logros y metas. Tener el rol de motivador es maravilloso, es la posibilidad de colaborar con alguien en su trascendencia, es brindar a un ser humano la oportunidad de creer en sí mismo.

Un camino para hacer ese acompañamiento en la obtención de metas de otras personas es dimensionar los alcances de los objetivos planteados.

Hay muchos ejemplos que podemos asignar al respecto:
Supongamos que la meta de su “pupilo” es aprender un idioma nuevo, inglés, por citar alguno. Bueno, la persona no se puede abrumar con la ansiedad de querer un nivel óptimo en todos los niveles de competencia del idioma (leer, escribir, escuchar y hablar) de un día para otro. El docente debe empezar por detectar las habilidades de su estudiante. Así tendrá un punto de partida de refuerzo positivo para ir sumergiendo a su aprendiz en un ambiente amable de aprendizaje. Una vez hecho esto se deben fijar metas pequeñas, pequeños pasos que se darán a lo largo del camino para alcanzar la meta final.

Cada pequeño paso, que se pretende sea obtenido, debe ser monitoreado. En mi labor de tutor o motivador, debo estar verificando los procesos de mi pupilo, para así mismo encontrar cómo orientarlo de ahí en adelante.

Otro ejemplo, soy entrenador personal y ayudo a las personas a bajar de peso. Debo, llevarlas a hacer conciencia de que esto es un proceso; y uno que ojalá se mantenga como decisión por el resto de sus vidas. Si en el acompañamiento, no estoy controlando, si la estrategia que plantee para mi cliente funciona o no, estoy fallando. Los pequeños pasos se deben verificar. Quizás mi cliente, no debe hacer cardio, sino pesas o tal vez sea mejor para él una dieta a base proteínas.

Quizás exista en este momento, a estas alturas del artículo, alguna persona pensando: ¿Entonces el buen motivador, tiene que prácticamente conocer a cada individuo con el que trabaja? La respuesta es: sí. Hacer esto, le hará saber cómo llegar a las personas. Un ejemplo, un buen día usted descubre que ese vendedor que usted envía a la calle con frecuencia no es tan bueno haciendo visitas, resultó ser el mago de las llamadas y la comunicación por internet.

Conocer un poco a las personas, saber de sus intereses ayuda a motivarlas y permite caminar al lado de nuestros orientados para ayudarles a dar esos pequeños pasos.