Para poder proseguir en la vida necesitamos de unos valores que fundamenten nuestra existencia. Esos valores deben ser el eje que sostenga nuestra manera de ser y actuar en la vida, constituido por nuestros bienes internos: ser correctos, puntuales, cumplidos, honestos, personas decentes, respetuosas.

Triunfar, y más exactamente el triunfo fácil, nos hace ir detrás de los bienes externos, los cuáles, todos necesitamos para vivir: entre ellos están el reconocimiento y el dinero. Todos queremos reconocimiento y dinero; pero ¿a qué precio? Debemos permitir entonces que nuestros valores flaqueen ante la primera tentación. ¿Vale la pena el dinero ganado sin lucha y esfuerzo? ¡Ah! Pero, es que cualquiera puede tener un golpe de suerte y ganarse una lotería. ¿Quién ha dicho que no? El problema es que si mis valores no son fuertes ese dinero se puede volver plata de bolsillo. ¿Entonces de qué sirvió ganarlo?

Si no constituyó mi estructura con bases sólidas, la casa se cae. Mi armazón debe ser integral, debe estar bien en muchos aspectos. De nada me sirve tener mucho dinero, si soy una persona que no sabe tratar a los demás. De igual manera tener toda la simpatía y las habilidades sociales del mundo, no me son útiles si no utilizo ese capital humano aunado a un deseo de progresar, laborar y estar mejor en la vida.

Y más aún, de cuánto me es útil todo lo anterior, si no cuento con algo tan simple como una buena salud. Si no me cuido, no me sirven para nada ni el dinero, ni el reconocimiento.
De otra parte, miremos otro aspecto, tenemos dinero, salud, reconocimiento y nuestra vida familiar no funciona. No tener buen funcionamiento en ese sentido es muy triste. Nuestra humanidad es un todo integral, está compuesta de diversas facetas. Debemos hacer lo posible por atenderlas todas. Si hay valores, hay de donde arrancar y proseguir.

Si somos capaces de entender qué es lo correcto, lo lógico es que seamos buenas personas con nosotros mismos y así mismo con los demás. La gente quiere asociarse con personas que posean bienes internos. Lo hacen porque genera tranquilidad y confiabilidad. Los valores permiten que muchas áreas de la vida funcionen bien. Son las columnas del edificio. Lo que nos identifica como personas.

Editado por: Ana Patricia Caicedo Cox