Todo niño es en principio un poco psicólogo, que juzga a sus padres, y, en general, a todos los mayores. Los estudia y tantea sin cesar, y pronto determina cuáles son los límites de su poder y su libertad. Para esto, usa sus pequeñas armas, principalmente las lágrimas o los enfados. Al comunicarse con los niños, tal vez el error más grave que cometen los padres es alzar la voz. Una investigación realizada en la Universidad del Estado de Wayne, con niños de tres y de cuatro años, reveló hechos interesantes.

Se les dieron a los niños diversas órdenes, algunas positivas, como  “Da una palmada”; otras negativas, como “No te toques los pies”. Cuando los investigadores hablaban en tono suave, ambos grupos de niños hacían lo que se les mandaba; pero cuando levantaban la voz, los chicos de tres y de cuatro años, especialmente, hacían todo lo contrario de lo ordenado. En suma: los niños, y sobre todo los más pequeños, están más expuestos a hacer cosas que pueden causarles daño, porque la intensidad de la voz de los padres les llama la atención sobre el asunto de que se trata. Por ejemplo, una mamá atolondrada le grita a su niñito: “¡Cuidado! ¡No te bajes a la calle!”, y el chiquillo se asusta y se baja de la acera.

Mamie McCullough relató un episodio que confirma lo anterior. Su hijo de diez años, Brian, perdió la paciencia con su hermanita Jennifer, de ocho y le gritó: “Te estoy diciendo…” pero sin dejarlo continuar, Jennifer lo interrumpió: “¡Tú no me estás diciendo, tu me estás gritando!” (Sabiduría infantil).

Tranquila, confiada y firme – así es como debe ser la autoridad; y así es como los niños la entienden, la respetan y la obedecen. San Francisco de Sales decía: “Nada es tan fuerte como la suavidad; nada es tan suave como la fuerza verdadera”. La verdadera autoridad es templada y suave, pero firme. Si usted no se domina, pierde el respeto de sus hijos y no puede controlarlos porque no le harían caso.

Una dirección firme, con dominio adecuado de la voz, es poderosa, convincente, y estimulante. Cuando los niños ven que usted tiene dominio de sí mismo y de la situación, responderán a esa voz suave, autorizada y llena de confianza.