Por serenidad se entiende: la actitud calmada ante circunstancias variadas sin dejarse llevar por las emociones. ¿De dónde proviene la serenidad? De tener un conjunto de valores a los cuales me aferro, los cuales me ayudan a tomar las decisiones correctas en el momento adecuado.
La serenidad proviene de saber que estoy haciendo lo mejor. Estar en paz proviene de no dejarse arrastrar por espejismos. El mundo de los negocios está lleno de falacias; si mi ser no está edificado sobre bases sólidas de seguro cualquier engaño me arrastrará como huracán.
¿Alguna vez ha comparado las carreras de los artistas que duran poco en el mercado, con las de aquellos profesionales que se mantienen en escena durante toda su vida? Un artista de “momento” se mueve por la emoción de “los quince minutos de gloria”. El verdadero místico y respetuoso de su arte se proyecta a largo plazo y sabe que debe construirse día a día, para seguir manteniéndose a futuro.
Prácticamente en ningún aspecto de la vida, hay que dejarse deslumbrar por los éxitos momentáneos; de igual manera ocurre con los fracasos. Al no mantener una actitud serena que lleve a tomar las mejores elecciones se puede estar cometiendo un error.
Observemos el matrimonio: ¿un buen matrimonio se sostiene de la sola emoción con la que se construyó la relación en el noviazgo? Obviamente no. En una buena relación deben existir la ecuanimidad y la calma. Obedecer únicamente a los impulsos puede resultar contraproducente. Si no tengo unos valores firmes que me ayuden a tomar decisiones con serenidad, seré una persona frágil. Mi relación puede temblar ante las fallas de mi carácter o porque un día me gustó más otra persona.
La serenidad tiende a desconocer los extremos de la euforia o la ira, cualquiera de los dos puede ser nocivo. La ira por ejemplo puede llevar a un ser humano a maltratar a otro de manera verbal o física.
La persona serena se distingue por su trato amable, pertinente y educado hacia los demás. Esta tranquilidad que ella manifiesta y proyecta, proviene de su seguridad interior, la cual a su vez tiene su origen en haber estructurado su ser con un conjunto de valores que le permitan transcurrir por la vida con la mayor calma posible.
Editado por: Ana Patricia Caicedo Cox