Durante años me hice la pregunta: “¿Qué se supone que debería estar haciendo con mi vida? ¿Cuál es mi propósito? ¿Por qué estoy aquí?”.

Hoy en día creo que el propósito número uno de nuestras vidas es descubrir y perseguir nuestra verdadera pasión. La pasión a la cual me refiero no es un solo ítem. Yo creo que podemos tener más de una pasión, pues tenemos más de una faceta en nuestras vidas.

Podemos sentirnos verdaderamente apasionados por nuestro trabajo y, a la vez, por la razón por la cual estamos construyendo un negocio; sentir pasión por nuestra salud y, a la vez, sentir pasión por las relaciones que tenemos con nuestros hijos, nuestra esposa y Dios. He oído a muchas personas decir: “Tienes razón, ¿pero cuál es tu pasión principal?”. Mi respuesta siempre es: “Tengo una pasión principal en cada área de mi vida”.



Dentro de cada uno de nosotros, hay plantadas semillas de pasión esperando germinar; pero, como todas las semillas, únicamente crecerán en el ambiente indicado. La exposición a los elementos indicados es esencial para que la semilla libere la pasión que hay en ella. El único camino por medio del cual estas semillas pueden cobrar vida es a través de nuestros sentidos. A medida que nos ubicamos en distintos ambientes, experimentando nuevas cosas, lo que vemos, escuchamos, palpamos, sentimos, olemos y probamos es lo que en últimas le da vida a la semilla. Por medio de la estimulación de uno o más sentidos a la vez, como sucede en el caso del amor a primera vista, una conexión se establece entre el elemento y una respectiva semilla.

Una vez que esa conexión se solidifica por la intensidad de la experiencia, se crea un camino a través del cual la energía viaja desde el elemento hasta la semilla. A medida que la semilla recibe energía del elemento, esta empieza a vibrar. Entonces la energía se intensifica y se esparce hacia el resto de nuestro cuerpo. Podemos sentir esto de distintas maneras: escalofríos, nuestro corazón latiendo más rápido, los bellos de nuestro cuello se erizan, brotan las lágrimas. Estas son algunas de las claves hacia la pasión que yace dentro de cada quien. Préstale atención a lo que te hace llorar, a lo que te da escalofríos, a lo que captura tu atención, a aquello en lo que no puedes dejar de pensar. Las semillas de la pasión te están tratando de hacer sentir su presencia, ¡no las ignores!