¡Qué bello y cuánto significado da a la vida apasionarse por algo! Cuán gratificante es ir a trabajar y sentir que más que trabajar vamos a divertirnos, porque estamos haciendo algo que nos gusta. Es muy hermoso sabernos realizados con aquello que hacemos. Resulta excelente ser retados y movidos a mejorar debido a la emoción que nos desatan nuestros más profundos intereses.
Triunfas cuando estás enamorado de tu ser, tu vida, tu trabajo, tu familia y eso te mueve a la felicidad en todas las áreas de tu realización personal. Cuando algo te apasiona luchas de manera honesta y constante por conseguirlo y mantenerlo.
Las obsesiones en cambio no llevan a nada bueno. Por poner un ejemplo, los empecinamientos por poder, territorios, bienes, han desatado incluso hasta guerras mundiales, entre las naciones. Las obsesiones, distorsionan la realidad y nuestro sistema de valores. Si me obsesiono entonces no tengo una medida justa de lo que hago y pierdo el sentido de lo que es verdadero. Las obsesiones mueven a la gente a cometer ilícitos como hacer trampas, robar, mentir, por no mencionar otros delitos mayores. ¿Vale la pena entonces triunfar a toda costa? ¿Es tan valedera esa expresión: “el fin justifica los medios”? Eso no es triunfar, eso es avasallar. Llevarse al otro por delante sin ninguna consideración y respeto. El resultado de hacer las cosas de ese modo, no puede ser, ni será bueno. ¿Será este tipo de triunfo duradero y permanente en el largo plazo?
Mi triunfo, debe ser ejemplo para los que me rodean. Hay que cuanto admiramos esos paradigmas de lucha que nos muestran algunas personas con discapacidades o dificultades. Nada como un triunfo que se vuelva un testimonio inspirador para los demás. Hacer algo así, obtener cosas de ese tipo en la vida nos debe llenar de la satisfacción más grande.
Ahora, no olvidemos o preguntémonos más bien: ¿Todos los triunfos deben brillar y ser convalidados ante los demás para ser considerados triunfos? No necesariamente. A quién no le gusta el reconocimiento. Pero, nuestras vidas están integradas por pequeños héroes anónimos, los cuales no andan buscando un reconocimiento constante. Un ejemplo muy sencillo y a la mano: todas las madres del mundo, con su labor llena de amor y absoluta entrega por ver a otro crecer y ser un buen ser humano… ¿Les parece pequeño este triunfo?
Editado por: Ana Patricia Caicedo Cox